lunes, 2 de marzo de 2015

1605 viajes con Ximo Iglesias

12 HORAS

12 horas, ni una más ni una menos. Se ha detenido el tiempo, pero no aquí ni en el ahora, sino en el siglo XIX. Se ha detenido en las carretas de caballos, en los trenes a vapor, en los sombreros de copa y en los niños descalzos.

Volvemos a épocas remotas, a imperios en África y en Asia, a guerras colonialistas, a caras sucias de hollín, a dedos diminutos que agarran la yunta. A sonrisas sin dientes, a desnutrición y a revolución.

Nos saltamos el siglo XX, esquivamos alguna desdicha pero también los logros, vuelven otras penurias, el darwinismo social, el mendrugo de pan, la rabia, el analfabetismo. Nos saltamos la historia a lomos de la incoherencia, encendemos el módulo para que nadie nos pare, estamos en el XIX.

La vanguardia de nuestra profesión pide XIX, pide 12 horas. De nada sirvieron ni las huelgas, ni las luchas, ni las lágrimas, ni las muertes. Es imposible pedir menos, lo  pide la mayoría, la misma que arrastra su coche fúnebre por las calles de valencia, tocan a muertos las bocinas de nuestros coches, ahora los muertos conducen.

Piden 12 horas con calendario laboral, ¿por qué no piden ocho?, no lo saben, ni ellos ni nosotros. Lo piden los de las bengalas, los de la espuma blanca, los de "conmigo o contra mi". Llevan la voz, pero esconden los susurros, su conciencia les dice 12 su espalda ocho.

Pero es que yo quiero ocho!!  12 no!!, ya no quiero que mis recuerdos sean mayoría en el coche, que mi memoria no sea el taxímetro ni los lamentos en las paradas, yo quiero ocho.

No me van a detener, ni sus miradas ni sus mentiras. Pelearé donde haga falta, lanzaré mis palabras a sus caras. No me representan, se representan a si mismos. 12? Son muchas horas, no son la vanguardia, son los de siempre con siglas que despistan. A mi no me engañan. A mi me enfadan.

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